sábado, 21 de noviembre de 2009

Poema nº 42 (Nostalgia)

Hoy comprendí nuevamente lo que es el rencor, lo triste del adiós, lo amargo del que te vaya bonito, lo estupido de la mayoría de nuestros actos. Patético e inmoral puede ser el hombre cuando su vida se enmarca en negros colores y lo acompañan lágrimas, palabras mal dichas con tintes de rencores. Nos convertimos, en tan solo un momento en enemigos del amor nuestro, lo atacamos tanto que sobre la cama duerme herido. Y es solo el silencio tenue, sepulcral, la música acompañante del sonido de tus ojos y el consuelo de los míos. Ahora te alejas, yo, estatua de mármol desnudo, solo observo como te pierdes en la distancia, como abandonas lo nuestro, que ya no es tuyo, que ya no es mío. Y mueres.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Poema nº 16 (fin)

Un momento gris apago mi vida.
Te vi Parada frente a mí y me amabas.
Yo parado frente a ti solo soñaba.
Y ahora en un nuevo momento llorabas.

Lagrimas fuertes derretían tus pequeños ojos negros,
Se arrastraban por tu cuerpo y morían en mis manos.
Manos que tocaban tu rostro y clamaban te quedaras.
Manos que de rodillas suplicaban, me gritaras que me amabas.

Y fue tan largo ese momento que creo morí.
Y fue tan corto ese momento que ya no estabas junto a mí.
Y te llamo y te suplico, vuelve no te alejes, detente.
Pero es tarde ya te has ido, tu corazón no esta conmigo.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Busca si quieres…( luis carlos león como escritor invitado.)

Calla y aguarda un instante
No te afanes por la pregunta
Pero tampoco te quedes sin la respuesta
De saber si aun vivo en tu incertidumbre
O si el tiempo te ayudó a llevarme lejos
Y no recuerda haberte avisado de mi abandono.
Busca en el recuerdo de los besos que te han dado
Sólo si me encuentras en el fondo de tu alma
Y regálame otra vez la difícil tarea
De hacerme un espacio en las noches de tu corazón.
Regálame también la paciencia y el frio de tus manos
Cuando presientas que también me siento solo
Y te pida un beso en la distancia de tus sueños
Para apaciguar las mañanas tormentosas de mi vida.
Vuelve a mí cuando quieras
A ocupar el lado de mi cuerpo que te pertenece
Para encontrarte dibujada en mis palabras
Donde te hago siempre diferente
Pero siempre igual a tu dulzura.
Pregunta a los transeúntes de tu corazón y tu tristeza
Haber si saben el lugar de tus adentros donde fui a parar
Y repite mi nombre las veces que me sientas cerca
Para darte cuenta y darme cuenta que me estás llamando.
Vuelve a la calma de las noches que tejíamos para descansar
Que aun me habitas como un miedo inexplicable
Y tienes solo una pregunta que hacerte sobre mí
Para tranquilizarme de mis temores y salvarme de esto que soy
Cuando estoy solo y te siento lejos
Aunque tenga a mi lado tu voz y tu presentimiento…

jueves, 5 de noviembre de 2009

Recuerdo.

Ese día como era costumbre te levantaste temprano, hiciste la mesa, cubriste tu cuerpo con ropas finas y esa deliciosa loción de almendras, que aunque quisieras y por mas fuerte o suave que fuese su olor, no conseguía esconder tu inolvidable aroma. Deambulabas por la casa esparciendo tu fragancia, suave, mágica, fuerte, placentera, y lo hiciste tan bien que en pocos momentos, cada objeto, cada rincón de nuestro delicado hogar, contenía tu esencia. Caminaste hacia nuestro cuarto, donde dormía yo mientras soñaba contigo. Abriste la puerta, observaste mi cuerpo desnudo, ese que aun guardaba retazos de la noche anterior, la misma en que nos hicimos uno. Luego, después de unos minutos te acercaste a la cama y sujetaste mi mano, y como si fuera la dulce y tersa voz del ángel mas puro, me dijiste cosas tan hermosas que sentí ganas de arrancar tu lengua, para que tu boca no volviese a pronunciar palabra alguna.