viernes, 11 de junio de 2010

Poema nº 27 (Martes en la noche)

Era noche y en un vivido momento me descubrí aun más solo.
Sentado, con la mirada incrustada en el cielo, recordé que era martes.
También te recordé a ti. Lentamente, y con velocidad de nube atravesaste mi consuelo,
Con ese tinte de vivaz melancolía que arrastraba tú recuerdo y ocupaba mi memoria.
Vinieron a mí los olores de tu cuerpo y de tu risa, apartando de mi vida
Cualquier intento de remota armonía

Era martes y volví a extrañarte. Necesite más que nunca de tus rosados y fuertes labios. De lo largo de tus cabellos, de lo suave de tus manos. Tan fuertes. Manos que por mucho tiempo se convirtieron en la más grande de mis deidades.
En la más profunda de mis necesidades.

Era martes y era noche. Noche oscura dibujada con estrellas que recordaban tu nombre.
Era noche y era martes, día escogido para idealizar tu recuerdo;
Noche escogida para construir mi tristeza.

Poema nº 34 (tributo a Becquer)

Se unirán la luna y las estrellas
Podrán unirse los ríos con la mar,
Pero aquellos que alguna vez vinieron
Esos amor mío, esos no volverán.

Jugaran en el aire las gaviotas
Y en el cielo los santos con su paz,
Lloverán aguas claras de azucena,
Para ti, amor mío, que no veras jamás.

Veras al hombre llorando de alegría
Y a los planetas sus formas alinear
Pero mi alma recostada hacia tu cuerpo,
Esa, amor mío, esa no volverá.