jueves, 18 de agosto de 2011

Luna (poema n° 35).

Revive tu aliento en mi boca
Y mi boca tu aliento entrega
Descifran tus ojos, mi luna corta
Y en tus ojos se hace más bella.

Más entrégame en tu silencio
Las mil y un cosas que aun no existieron
Y recuérdame con el viento
A esas dos lunas que ya hoy se unieron.

domingo, 14 de agosto de 2011

Hombre blanco (poema n° 31)


Pisa fuerte como el elefante,
Y destruye todo como el tiempo
A él no le importa su sangre
La ha convertido en su alimento.
Renuncio a su pasado y a su historia
Y construye sobre él una tumba de cemento
Engalanada con su odio, su rencor, su furia
Se le ha olvidado el aire, la tierra, y el firmamento.
Olvido también que su cuerpo un día volverá a la tierra
Para unirse, como se unen, gaviotas en cielo abierto
Para fundirse como en la puesta, se funden nubes y estrellas.

sábado, 13 de agosto de 2011

Página 7


Te vi, con mis pequeños ojos negros, te vi. Las grandes manchas como lunas negras que se regaban por tu cuerpo me hicieron sentir indomable. Decidí romper mi cadena, y correr hasta ti. Sentía que mis lunas negras eran grandes y más grandes y rojas, tan rojas, que la gente ha de haber pensado que padecía de sarampión. No me importo, solo importabas tú. Lentamente y como un gran caballero que soy bese tu hermosa y negra nariz, (esa que tiene forma de corazón) y ha de ser tan fuerte, que tu cuerpo se estremeció contra el frio de tu gran cadena implorando te dejaran ser libre para correr conmigo. No sucedió, rápidamente te alejaron de mi compañía y mis ojos te miraban suplicando no te fueras. Así que decidí gritarte una y otra vez lo que sentía, te lo repetí mil veces, tantas, que de tu hermosa y manchada boca salio el más hermoso “guauf” que hubiese escuchado. “guauf” “guauf” “guauf” “guauf” me dijiste cien veces “guauf” “guauf” “guauf” te esperare mil veces.

Extraído de “El diario de un dálmata “

martes, 9 de agosto de 2011

Mariana (poema n°14)

…Desnúdate hoy tu mujer que mi alma sueña…
Deja que mi cuerpo se funda entre tu cuerpo,
que mis manos te acaricien y te envuelvan como el viento…
Deja que sean mis labios recolectores de tu aroma,
de tu aire, de tu sexo…
Deja que sean mis ojos el cristal en el que encuentras tu silueta,
adornada con mis besos,
dibujada entre mis letras.